Sin justicia lo demás no importa. Cuando un país necesita promulgar leyes para proteger a niños arrebatados y a padres divorciados del sadismo, la arbitrariedad y el abuso de sus propios jueces significa que la sociedad que santifica tales crímenes está enferma.
Cuando un país permite ejercer a jueces criminales que provocan en muchos niños el llamado síndrome de alineación parental, cuando fomentan su manipulación más vil, cuando promueven fracaso escolar y les provocan problemas psicológicos y de comportamiento que arrastrarán durante toda su vida, cuando promueven la infelicidad más atroz de una manera sistemática, significa que la sociedad que permite tanta crueldad y tanta vileza para con la infancia, dejándola desprotegida a causa de su perfidia políticamente correcta, está enferma.